viernes, 22 de octubre de 2010

El cuento de la comunicación


Era un día soleado y el viento hacia juego con el esplendor de la naturaleza que veía a través de la ventana, fue tanta mi alegría que  invité a mi abuelo al parque; allí elevamos cometa, jugamos canicas, comimos helado y jugando futbol nos fuimos alejando poco a poco. El balón quedó atrapado en una gran roca, y al alcanzarlo llamé  presuroso a mi abuelo porque pintadas en la piedra había unas imágenes difíciles de comprender, ¿por qué las plasmaron allí? me pregunté;  había  manchas rojas rodeando a hombres que  cazaban  animales muy grandes.
 
Mi abuelo con gran sorpresa observó cuidadosamente lo que yo señalaba con mi dedo, después de unos minutos de silencio, él muy sabiamente me explicó que aquellas figuras representaban la forma en que vivían hace miles y miles de años los primeros hombres, interrumpiéndolo me reí y le dije que eso se parecía mucho a mi programa favorito de las mañanas “El Capitán Cavernícola”.  Él con una leve sonrisa me mostró además que en ese mismo programa aparecían pergaminos y escritos en papiro, pero aseguró que esos signos utilizados no eran como nuestro abecedario, que al contrario se llamaban jeroglíficos. Con curiosidad pregunté ¿qué era un papiro y un pergamino?, yo imaginaba que eran animales o algo así, sin embargo él me dijo que era como un  papel pero  hecho del tallo de una planta llamado papiro, y el pergamino se obtenía de la piel de un animal.

 Sorprendido abrace a mi abuelo y le susurre al oído la forma como esos señores se comunicaban, me parecía algo loco. Pero mi abuelo expreso que con el pasar de los tiempos y el cambio de utilizar nuestros gestos, muecas, sonidos y palabras juntos, poblaciones como los indios utilizaban el sonido de tambores y del cuerno en señal de cazar animales, de anunciar, peligros, de hacer cultos a sus dioses y muchas otras cosas y no sólo eso sino que hacían fogatas y con señales de humo en el cielo anunciaban noticias,  así como hoy en día lo hacen en los periódicos o en la radio.  

Bromeando de nuevo le dije al abuelo que prefería mil veces seguir viviendo en esta época, donde ya no es necesario enviar cartas por correspondencia, como Jaimito el cartero del chavo del ocho,  si bien lo podemos hacer por correo electrónico vía internet, como lo hace todos los días mi hermana a su novio de Canadá, y de llamar por teléfono y no tener que hacer una fogata haciendo señales de humo. 
 
Mi abuelo a grandes carcajadas y de regreso a casa, me hizo comprender  que aquellos medios e instrumentos de comunicación, en aquellas años,  fueron útiles y de gran importancia para la invención del lenguaje que hoy día hablamos,  además de herramientas como el teléfono, el telégrafo, las máquinas de escribir que han evolucionado hasta llegar a computadores y teléfonos celulares. Y al igual que mi abuelo  gozó de esos aparatos, hoy todos los niños como yo gozamos de la nueva tecnología.

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